sábado, 23 de agosto de 2008

Teleinvadidos y controlados


La televisión, la gran invasora, ha llegado a la totalidad de los hogares. No importa el nivel económico o cultural que se tenga, lo más probable es encontrar al menos un televisor por casa. Y digo “al menos” porque sé de algunos hogares que tienen televisor en todas las habitaciones, excepto en el baño. Hogares en que siempre se oye el sonido de fondo de una tele mientras haya alguien en la casa despierto.

Un aparato que nos educó de niños, pues durante mucho tiempo fue nuestra “nani” mientras los “papis” realizaban sus tareas o descansaban. Y aún hoy nos sigue condicionando el pensamiento, marcando los ritmos, indicando qué es importante, qué nos tiene que preocupar, qué debemos comprar, qué es lo que necesitamos, cuando debemos empezar a vestir con ropa de otoño (aunque aquí en Canarias podamos llevar manga corta en noviembre).

Indicándonos hacia donde debemos enfocar nuestra atención y enraizando determinados conceptos o valores de manera continua y diaria que terminan convirtiéndose en nuestro sistema de creencias.

Y encima, nos quieren convencer de que la televisión es el portavoz de la opinión pública, cuando en realidad es el director de orquesta de la sinfonía social, estableciendo qué se debe desear y a qué se le debe temer. Con mensajes como "desea este fantástico coche de lujo", aunque sea el más contaminante, pero ni se te ocurra desear un coche eléctrico ni uno de propulsión de aire, entre otras cosas porque se tratará en lo posible de que ni te enteres que existan, pues su comercialización pondría en peligro el estatus de los que ahora controlan las riquezas.

Este es el inconveniente de haber optado por un entretenimiento pasivo que ni nos permite reflexionar sobre lo que vemos por la rapidez y la cantidad de mensajes con los que somos bombardeados.

Por el medio día veo el telediario, no sé si por inercia. Veinte minutos de información condensada, contada a velocidad supersónica, que casi no hay ni tiempo de cuestionar, ¡qué estresante! Durante publicidad ponen el anuncio de esa crema antiedad que combate los síntomas del estrés. Tendré que echármela si sigo viendo los informativos...¡ja!


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6 comentarios:

emejota dijo...

Uy con la caja tonta. No es tan tonta como parece. Es el medio perfecto para tenernos embobados y escamotearnos la Real Realidad.

Entre programas estupidos, cargados de la rancia fragancia esperpentica y cotilla, hasta informativos que no hacen mas que rascar la superficie (cuestion de tiempo dicen) y que cada vez se parecen mas, en contenido y forma, a los anteriores, a los del cotilleo y el despellejamiento publico... Este medio se esta convirtiendo -si es que alguna vez fue otra cosa- en el Pan y el Circo de nuestros dias...
Cuando no es el consabido futbol, son las olimpiadas... Cuando no, la estrellita mediatica de turno o el ramplon/a fantasma que escupe mamarrachadas (al parecer, de gran interes general)...Elecciones, cada vez mas "espectaculares"... Mas... "americanas". Corrupciones varias... Promesas de justicia que nunca llegan a ser satisfechas real y totalmente... Jueces convertidos en cuasi personajes jolivudienses... Insultos, ordinarieces, carcajada general, sandeces, manipulacion y mas de lo mismo dia tras dia.

Se llega uno a jartar... Gracias que aun tenemos otras cosas: La musiquita, la lectura, y sobre todo los amigos y amigas, con los que podemos no solo charlar, sino profundizar y analizar -como buenamente podamos- y reirnos, incluso de nosotros mismos, y sobre todo... MIRARNOS A LOS OJOS... Cosa que con la susodicha aja tonta no podemos hacer en absoluto.

En fin. Espero no haber dado mucho la lata.

Un beso.

EsTelaMarinera dijo...

Es deprimente la programación televisiva. Y luego, los programas que pueden enseñarnos algo útil se retransmiten a altas horas de la madrugada.

Abrazo

emejota dijo...

En eso tienes toda la razon (como casi siempre...ejem). Esa peli interesante, ese reportaje o documental, esa entrevista... A la hora que los emiten, jo, ya se me cierra el ojorojo. Y si uno se queda a verlo, al dia siguiente no da pien con bola. Total, una porca miseria, esto de la tv.

En fin. Beso.

EsTelaMarinera dijo...

Menos mal que tenemos la alternativa de los Blogs.
Un entretenimiento creativo para usuarios activos.

Jose Coyote dijo...

En la década de los 80 había un grupo de música, Aviador Dro (los q tenían en sello Discos Radiactivos Organizados, de ahí lo de dro) que tenían una canción que decía: "la televisión es nutritiva". Ahí se me generó la duda, con los años creo que la incógnita se resolvió, alimenta conductas, ilusiones, pasiones, pasividades, eliena y endosa tiempos muertos cambiando de frecuencia las neuronas por q no hay nada q hacer... o eso dicen. Al cabo de los años le salió otra caja menos tonta y algo más activa, la red donde nos comunicamos a través de teclados y vemos la misma televisión haciendo que parezca nuestra. La invención de millones de emisores que saturan con sus mensajes de conducta positiva-activa emulando a canales informativos va camino de ser el sustituto natural de aquella tv con la que algunos han crecido. Es curioso, la hago pero no la veo... Hay días que me puedo pasar horas delante de ella y otros, la mayoría, ni toco el mando. La tv une y separa, igual q internet, es como la vida misma, hay q saber discernir entre la mentira y la verdad, si bien ya no hay absolutos, y aprender a alimentarse de lo q más nos conviene en un determinado momento. Me suelo repetir diciendo que ver vemos, mirar casi todos, observar ya es otra cosa. Aprendamos a convivir con nosotros mismos y comprenderemos las ausencias de contenido de los otros, los que están delante y detrás de la pantalla.

EsTelaMarinera dijo...

Discernir entre la mentira y la verdad es un gran reto, pues en muchas ocasiones lo que es verdad para la inmensa mayoría puede ser simplemente una gran mentira.
Así que sería conveniente analizar todas esas cosas que estamos dando por válidas con la inercia de la rutina, y empecemos a buscar alternativas a estos esquemas de pensamiento que nos han convertido en una sociedad infeliz, y sin rumbo, una sociedad que se caracteriza por sufrir, la mayoría de sus componentes, un gran sentimiento de desubicación e insatisfacción.