El día de los difuntos se viene celebrando desde 1800 antes de Cristo en México. En las Fiestas de difuntos se ponían ofrendas que bien podían ser un homenaje, un presente, o el ofrecimiento de un sacrificio. Lo que determinaba el lugar dónde transcurriría su vida después de morir era principalmente las causas o la forma en que morían. Ellos creían en varios paraísos y varios infiernos. Es decir, un mundo superior para los vivos y otro inferior para los muertos. Según el Códice Florentino y el texto de la Historia General de las Cosas de la Nueva España estos mundos eran los siguientes: el Tlalocan, de Tlaloc (dios del agua y la lluvia), donde iban los que morían por causas del agua; el paraíso oriental, hogar de los guerreros, de los caídos en batallas y de los sacrificados al sol (Tonatiuh); el occidental que era el hogar de las mujeres que morían en el parto (las Cihuateteos) y el paraíso del sol que era llamado Tonacalli. Los muertos que no eran elegidos para habitar en los otros paraísos, iban al Mictlan (lugar de los muertos), o mundo inferior. En el reinaba Mictlantecuhtli y la reina Mictlancihuatl (señora del lugar de los muertos). En este mundo se establecían todos los que morían por muertes naturales no relacionadas con las otras moradas. Para llegar al Mictlan se debían vencer múltiples retos: 4 días de viaje entre montañas que chocaban para aplastar al viajero, una feroz lagartija gigante, un cocodrilo monstruoso, 8 desiertos, 8 colinas, un viento helado, cuchillos lacerantes y un río llamado Chiconahuapan, mismo que debía cruzar montado en un perro Itzcuintle sin manchas. Para resistir este viaje, tanto el día de su muerte como durante las festividades de los muertos se les otorgaban ofrendas que les proporcionaban fuerza para su tránsito al inframundo; alimentos, agua, sal, juguetes para los niños y el perro en el que viajarían por el río Chiconahuapan. La estética de la versión Hallowen proviene de los druidas, el 31 de octubre es uno de los cuatro días más importantes del calendario céltico. El primero de ellos, el 2 de febrero (o Imbolc) es el festival de la luz, de la luz de la sabiduría y el conocimiento, de la luz de la curación y de la luz del fuego también conocido en los países anglosajones como "Día de la Marmota", festejaba a Brigit, diosa pagana del fuego, patrona de la orfebrería, de la poesía y de la sanación. El segundo, un festival en mayo llamado Beltane, era entre los brujos el tiempo de la siembra. Este día los druidas realizaban ritos mágicos para estimular el crecimiento de los cultivos. El tercero era un festival de las cosechas, en agosto. Lammas es el nombre cristiano que se utilizó en el medioevo y significa "mucho pan", debido a que este día se horneaban hogazas de pan con los primeros granos cosechados y se dejaban en los altares de los templos como ofrenda en honor del dios del sol, Lugh, el nombre irlandés del dios solar celta conocido como Lleu en Gales y como Lugos en Francia. Estos tres primeros días de medio trimestre señalaban el paso de las estaciones, el tiempo de la siembra y el tiempo de la cosecha, así como el momento de la muerte y renacimiento de la tierra. El último de ellos, Samhain, señalaba la llegada del invierno. En esa ocasión, los antiguos druidas efectuaban ritos en los cuales un caldero simbolizaba la abundancia de la diosa. Se decía que era una ocasión neutral e intermedia, una temporada sagrada de superstición y de conjuro de espíritus. Se piensa que el 31 de octubre era la noche en que el velo los espíritus de los muertos y los vivos era más delgado. Había que "hacerles un regalo". En las cimas de las colinas se encendían grandes hogueras para ahuyentar a los espíritus malos y aplacar a las potestades sobrenaturales que regían los procesos de la naturaleza. Los druidas llevaban con ellos un nabo grande, el cual habían ahuecado en el interior, con una cara tallada en el frente, para representar el espíritu familiar del que recibían su poder y conocimiento. El nabo, encendido por una vela dentro, era una linterna para los druidas por la noche. Ellos llamaron "Jock" al espíritu de la linterna. Cuando estas prácticas llegaron a Norteamérica en los siglos 18 y 19, donde los nabos no eran tan grandes, se sustituyeron por calabazas. Desde entonces a esta figura tan representativa del Halloween se le llamó "Jock, el que vive en la linterna" luego degeneró en la “linterna de Jack” Y hoy en día, en Canarias, gracias a los avances en comunicaciones ha degenerado en esto:
Con gato negro, como toda brujita que se tercie en esa noche, un toque de casualidad para que el flash arrojara una sombra sobre la pared y tanto mi sombra como yo quedaramos como posando para la foto.
Lo del gorro supongo que es un mix por la idea de que los que están relacionados con la magia deben llevar esos gorros puntiagudos. Producto de los cuentos ilustrados que leía de niña.
Lo más divertido fue preparar los disfraces, reírnos, maquillarnos y pasar un rato juntas. Y como resultado aquí pueden ver a "Cher", a la malvada bruja del oeste, y a "Lyly Monster" sosteniendo al hijo de “Eso” (el primo peludo de la familia Adams, mezclado con fosterrier). Me pregunto en qué se convertirá este día el próximo siglo. ¿Se llegará a extinguir?
Lo dudo, dudo que el ser humano, para ese entonces, haya podido superar la muerte, o su miedo a ella. Su inquietud por no saber qué ocurre con certeza después de morir, si hay continuidad o se acaba todo. O tal vez me equivoque…
Y mientras tanto, al otro lado del atlántico, Candy nos habla en su Blog de cómo viven este día en México: